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¿Cuántas veces has imaginado una vida en la que siempre eres feliz? Quizás te hayas planteado preguntas del tipo… ¿Y si hubiese estudiado…? ¿Y si viviese en…? ¿Y si hubiese dicho que sí a aquel trabajo? ¿Y si tuviese pareja? ¿Y si pasara la vida viajando?
Todas ellas con una intención común; encontrar la felicidad plena. Créeme que te entiendo, yo también me hago ese tipo de preguntas y no pasa nada. Está bien
imaginar, soñar e incluso cuestionarnos algunas decisiones. Sin embargo creo que antes debemos hacernos la pregunta más importante:
¿Qué es la felicidad?
La sociedad nos ha hecho creer que la felicidad es probablemente; estar cubiertos de manera más que suficiente en lo material (y si puede ser tener más y mejor), y en el plano personal, sentirnos siempre bien, no sufrir, estar satisfechos con todo lo que tenemos en la vida, disfrutar mucho cada día, tener un trabajo apasionante (y que además ganemos mucho dinero), estar sano, tener amor… ¿Qué dirías tú que es la felicidad, al menos para ti?
Date unos minutos para pensarlo con calma….

¿Ya tienes una conclusión más o menos? Genial, entonces imagino que en esa definición de la felicidad has incluido días de estar triste, sueños y expectativas que no se cumplen, sufrir cuando algo duele, que las cosas no sean siempre como deseas o esperas… Sí, así es, la felicidad plena y absoluta entendiéndola como la carencia de todo lo anterior, o lo que es lo mismo, felicidad tal como la sociedad nos la vende NO puede existir.
Si vives tienes que aceptar que a veces la vida no sea como te gustaría y no pasa nada si no eres feliz siempre. La felicidad es como la tristeza o cualquier emoción, va y viene. Así que si quieres seguir haciéndote preguntas sobre como sería tu vida si… hazlo, pero ten en cuenta que posiblemente en esa otra vida imaginada la felicidad tampoco sería plena. No idealices otras vidas. Nada es perfecto. Y está bien así, de verdad que sí.
Tal como yo lo veo, la felicidad tiene que ver con vivir en consonancia con mis valores. Dirigir mis pasos hacia dónde me siento satisfecha conmigo, aceptando los días grises. En los últimos tiempos sueño menos con otras vidas y me centro más en la que estoy viviendo, valorando TODO lo que AHORA me aporta sentido y coherencia. Cuando observo que las piezas encajan, consigo sentirme feliz.

Expectativas
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