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La Asertividad, Habilidad para el Autocuidado

 

Se aproxima la Navidad y con ello los reencuentros familiares y de amigos, los compromisos a las que quizás no te apetece acudir, y tal vez un sinfín de tareas a las que quisieras decir que NO. Como solución te traigo un post sobre asertividad, que es una habilidad que estaría genial aprender y practicar con más frecuencia en nuestro día a día y que estoy segura que te gustaría dominarla esta Navidad.

Pero, ¿qué es la asertividad? La asertividad hace referencia a la habilidad de expresar nuestras emociones, pensamientos, opiniones, etc. de forma adecuada, respetando a los otros y a uno mismo. Una habilidad difícil de desarrollar y llevar a cabo en las relaciones personales.

¿Por qué nos cuesta tanto ser asertivos?

Generalmente, las dificultades que están relacionadas con la asertividad tienen que ver con creencias y miedos que nos impiden ser asertivos, ya que a veces implica afrontar situaciones que no gustan y/o desafiar las propias creencias.

Expectativas

¿Qué implica la asertividad?

Las principales características que tiene ser asertivos podemos recogerlas en el siguiente listado:

  • Sentir el derecho propio de expresar mis emociones, pensamientos, opiniones, etc.
  • Validar y respetar las emociones, pensamientos y opiniones de los demás.
  • Mantener una escucha activa.
  • Establecer límites, diciendo NO cuando lo necesito sin ofender al otro.
  • Aprender y practicar herramientas de comunicación asertivas.

Y es aquí cuando aparecen en muchas ocasiones las dificultades que impiden una comunicación efectiva y, por tanto, que podamos desarrollar la asertividad

¿Cuáles son las creencias y miedos que impiden ser asertivos?

Cabe señalar que éstas pueden ser diferentes según cada persona y es necesario hacer un ejercicio de reflexión para ver qué puede estar pasando. Igualmente, comparto aquellas más habituales.

  • Creer que las emociones, pensamientos y opiniones propias no son válidas o pueden molestar a los demás.
  • Deseo de cumplir las expectativas de los demás.
  • Miedo a expresarse o marcar límites por las consecuencias que pueda tener.
  • Prevalecer siempre las necesidades de los demás sobre las propias.

Cuando tenemos interiorizadas creencias y/o aprendizajes que nos frenan a la hora de desarrollar la asertividad puede ser muy difícil poner en práctica cualquier estrategia que se aprenda, pues los miedos tienen la capacidad de bloquear cualquier intento de confrontación con aquello que asusta. Sin embargo, hay buenas noticias: podemos trabajar estas limitaciones y poco a poco ir practicando una comunicación más asertiva.

¿Cómo podemos trabajar las limitaciones que impiden ser asertivos?

Existen diversas alternativas para profundizar en este aprendizaje, dependerá de la situación particular cual de ellas sea más favorable para cada persona. Aquí te dejo algunas opciones:

  • Lectura de libros sobre asertividad
  • Acudir a un profesional de la psicología
  • Hacer algún curso sobre comunicación y asertividad

Todas las alternativas van a requerir un trabajo personal de autoconocimiento, en el que exploremos esas limitaciones y podamos trabajarlas para poder mejorar nuestra comunicación.

Algunos tips que pueden ayudarte en el desarrollo de la asertividad:

  • Ser asertivo es practicar el autocuidado. Expresarte y decir NO cuando lo necesitas es un ejercicio de respeto y amor propio en el que te valoras y priorizas.
  • Cuando dices NO de forma honesta a los demás, te dices SÍ a ti. Si de forma permanente dejas de lado lo que tú quieres para responder a lo que quieren otros, acabarás sintiéndote abandonado/a por ti mismo.
  • Acepta que a veces a los demás puede no gustarle tus respuesta o mensajes. Dales tiempo y espacio. Si la unión es sincera no tiene por qué romperse por el hecho de decir lo que piensas o sientes. Y si no es así, y la otra persona se enfada o decide no hablarte, entonces probablemente es lo mejor que te pueda pasar. ¿De verdad quieres en tu vida a alguien que no respeta tus necesidades? Piénsalo.
  • No confundas ser asertivo con la imposición o intransigencia. La asertividad no tiene nada que ver con presionar a los demás, convencerles o imponerles algo. Todo lo contrario, trata de respetar en todo momento a los demás sin que eso signifique no respetarte a ti.
  • Quizás te ayude trabajar en tu autoestima. Si sentimos que nos somos suficientes y nos damos poco valor, es normal que no priorices tus emociones y necesidades, por lo que primero habrá que trabajar el autoconcepto.

Recuerda: puedes pedir ayuda si lo necesitas o sientes que tienes un bloqueo muy grande que te impide ser asertivo.

Comparto contigo algunas de las herramientas más conocidas y sencillas para practicar la asertividad:

Técnica sandwich: se trata de una estrategia muy fácil a la que puedes recurrir para decir NO. Quédate con esto: es un SÍ, NO, SÍ. Consiste en primero agradecer o mostrarse amable ante una petición (rebanada de pan superior), luego incluimos el NO en el relleno y como rebanada de cierre incluimos un posible sí. Por ejemplo:

Imagina que alguien te llama para una comida navideña pero no te apetece en absoluto. Tu respuesta podría ser algo así:

“Me alegra que te acuerdes de mí en estas fechas, aún así no podré asistir a la comida que propones. Si quieres podemos tomar un café cualquier otro día”.

Como ves en ningún momento hay falta de respeto ni intención de ofender. Es una explicación clara, amable y dónde se reconoce y valida la necesidad propia por encima de corresponder un favor que no puedes atender.

Técnica del disco rayado: esta técnica se suele utilizar cuando la otra persona es demasiado insistente y sentimos que nos presiona. Se trata de repetir una y otra vez que NO y si es necesario ir subiendo un poco la intensidad en la respuesta. Por ejemplo: imagina en el caso anterior, que la otra persona sigue insistiendo para que vayas a la comida. Podrías usar el disco rayado de la siguiente forma:

“De verdad que me encantaría, pero No me es posible”.

Sigue insistiendo… y vuelves a decirle:

“No voy a ir a la comida, lo siento mucho”.

Vuelve a insistir… y entonces eres más tajante.

“No. Ya te he dicho que no puedo. Te pido por favor que no insistas”.

Si continúa…

“No. No voy a ir a comer. Ya te he dicho que NO y seguiré diciéndote que NO por mucho que insistas”.

En esta ocasión, las respuestas son más directas, pero ante tanta presión es importante ser firme y no ceder.

Conclusiones

Como ves, la asertividad se puede aprender y nos ayuda a comunicarnos mejor con los demás. Aunque en muchas ocasiones antes de llevarla a cabo es necesario profundizar en las creencias y miedos que bloquean las habilidades asertivas.

Afortunadamente es posible trabajar sobre esas limitaciones y conseguir desarrollar así las habilidades adecuadas para ser asertivos/as.

Recuerda:

Pedir ayuda cuando lo necesitas también es poner en práctica la asertividad.

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