Con frecuencia hablamos de una relación inadecuada con la comida refiriéndonos al comer emocional, atracones, dietas restrictivas, etc. y haciendo referencia a adultos, pero las dificultades con la alimentación también pueden estar presente de otras formas, y por supuesto, también en menores.
Por ejemplo:
- En selección de alimentos. Esto es cuando tengo una “normas” muy estrictas a la hora de elegir lo que como y que puede llevarme a tomar muy pocos alimentos, seleccionando solo aquellos que resultan agradables por sabor, textura, etc.
- Consumo de alimentos solo triturados. Cuando un niño/a con suficiente edad y estando fisiológicamente preparado/a para comer sólidos enteros sigue comiendo triturado porque no tolera texturas, o los alimentos en trozos, etc.
Estos dos ejemplos son cada vez más habituales en menores, con las consecuencias que ello supone tanto para su salud como para el día a día de la familia.
Algunas de estas dificultades están relacionadas con determinados trastornos del desarrollo. Pueden existir alteraciones físicas que requieran atención profesional y que impidan la adecuada alimentación.
Siempre hay que consultar con los profesionales y descartar cualquier posible enfermedad, dificultad, etc. física y/o psicológica.
En niños/as sanos pero con dificultades en la alimentación también se puede intervenir desde la consulta de nutrición y psicología. El apoyo y el trabajo con la familia es fundamental en estos casos.
A consulta llegan familias desesperadas en muchas ocasiones, cansadas de intentar de todo y con pocos resultados. Por favor, pide ayuda. La alimentación de los peques de casa es un tema importante y que causa muchos conflictos y desgaste a la familia. Es posible trabajar desde consulta y mejorar la calidad familiar.